lunes, 20 de diciembre de 2010

“Tratado sobre garabatos, tonos telefónicos, y conversaciones inspiradoras, con afinación en “LA” Allegro Andante, Opus 45.”

Título del tratado más breve: “El arte del teléfono. De Graham Bell, a la Birome, dos grandes inventos”.

(Ya sé que el título mas breve del tratado, no es mucho más breve, pero incurriré en negar tal cosa, y tal otra.)

De mi libro: “Tratados que tratan de tratar algo, pero sin dejar de tratarlo, sea bien o mal, de eso se trata, y eso trato”

Buscando siempre respuestas en este mundo antagónico y agónico, como las respuestas del mismo tono que las preguntas, justamente hablando de tonos, arribo -o abajo- a un tema de tono grave: El teléfono y su cercana relación con el arte.

Debido a esta relación que encuentro podrán pensar que perdí la razón, y quizás estén en lo cierto. Si les digo que están en lo cierto, les estoy dando la razón, aunque quizás solamente se las esté prestando, y no perdiéndola de hecho, a menos que no me la devuelvan. Es por eso que les pido, si les doy la razón luego me la devuelven, o bien, terminaré desquiciado.

Es sencillo ver la relación entre teléfono y arte, por ejemplo, en el ámbito de la música. Más allá de los diferentes rings de cada teléfono en particular, incluso a veces con melodías o llamadas en espera de la Sinfonía Nº9 de Beethoven interpretados con el lenguaje musical digno del jueguito electrónico "Mario Bros.", intentaremos ir más profundamente en los conceptos, acercándonos a la parte más honda de la pileta conceptual sin un guardavidas que salte al rescate ante el ahogo definitivo.

El sonido del tono telefónico es una nota musical, el “LA”, y cuando no existían aún afinadores digitales que hoy se consiguen en cualquier casa de música, los guitarristas de antaño, de una manera totalmente ingeniosa, recurrían a escuchar el tono del teléfono para afinar la 5º cuerda, que pulsada al aire es un “LA”, y luego, se procedía a la afinación de todas las cuerdas restantes, ya sin teléfono, y sin mucha idea. Es sabido que muchos grandes guitarristas mientras afinaban la 5º cuerda con el tubo descolgado fueron llamados varias veces en esos instantes por prestigiosas compañías discográficas que les propondrían giras internacionales, negocios millonarios, y grabaciones íntegras de sus obras, pero al darles ocupado desistían de seguir llamando. Es célebre el caso de Lumbar Latters, gran guitarrista de Jazz, quién ya sumido en el total ostracismo y la pobreza más cruenta, se enteró de estos llamados que lo hubiesen posicionado incluso por sobre el mismo Wes Montgomery. Al ver su desgracia, Latters se suicidó ahorcándose con el cable del teléfono. Como último mensaje dejó una nota escrita para la posteridad que comenzaba con el tono “LA…” y lo que sigue, por una cuestión de buen gusto trataremos de obviarlo.

De esta forma vamos asomando al balcón de las ideas que me traen a este tratado, pero trataremos de no caer al vacío, sino más bien, arrojarnos a la total incoherencia de los conceptos. Vemos que el teléfono, entonces, está estrechamente vinculado al arte, y saliendo de la música con sus tonos de afinación -un tanto crueles para Lumbar Latters- entramos al mundo del dibujo y el teléfono, en el cual, entre Graham Bell y la Birome, se cruzó la dupla de inventos que inspiró técnicamente a grandes artistas de trazos gestuales y llamadas telefónicas. Nos preguntamos entonces, aunque sin utilizar signos de interrogación: Quién alguna vez, mientras hablaba por teléfono, no comenzó a ensayar algún tipo de garabato, miscelánea, trazo fino y grueso, según la conversación, más profunda o más superficial. En mi caso, el tema de la conversación telefónica asociado al dibujo es a tener en cuenta. Durante esa actividad, lapicera en mano sobre papel, encontré grandes obras inesperadas al cabo de varios minutos, más allá de las cosas inesperadas que me decían por teléfono, incluyendo algún insulto. Es un hecho que, en incontables anotadores y cuadernos de oficinas y hogares, yacen escondidos miles de dibujos producto de largas conversaciones, y en el marco de sus líneas encontraremos la expresividad inédita del trabajo inconciente del artista/parlante, producto de las inconciencias que muchas veces intervienen en estas charlas, muy acordes a sus interlocutores y sus respectivos parloteos.

Albert Loisseau, gran artista, dibujante y pintor, fue uno de los primeros en aplicar estas técnicas telefónico-pictóricas. Es sabido que mientras todos sus colegas escapaban al sonido torturante del ring telefónico para no desconcentrarse durante su inspirado trabajo, dejando claras instrucciones a sus secretarias con la orden “no estoy para nadie”, o bien, “si preguntan por mí, dígales que me fui al Congo Belga”, Albert, por el contrario, pedía incansablemente a familiares y amigos -e incluso a desconocidos- que lo llamaran por teléfono ininterrumpidamente para dibujar garabatos excelsos en la concepción definitiva de sus grandes obras. Como parte de la técnica era menester prestar poca atención a la conversación, basando sus diálogos en monosílabos o frases cortas como: “Ahá”, “Sí, claro” “Porqué no” , “Uuuhhh!!”. Con estas conversaciones hizo grandes logros artísticos, pero terminó enemistado con todos al ser muy poco atento. Debemos decir que sus obras no eran tan grandes, ya que eran realizadas en pequeños anotadores, pero sí, uno de sus discípulos, Antoine Tinnieau, supo ver el defecto en su maestro, y en vez de tener pequeños anotadores, poseía grandes bastidores y telas en los cuales pintaba enormes obras manuscritas mientras mantenía largas charlas telefónicas. Pero Antoine tenía otro defecto, incluso peor que el de su maestro, ya que en esos grandes bastidores no dibujaba, sino que tomaba notas de las conversaciones, direcciones, datos, que nada tenían que ver con el dibujo, y sí mucho más con una conversación telefónica. Su más celebre pintura se titula “Cita” y es una obra de 1,50x3 mts., que dice: “Mañana a las 14 hs. en Av. Charles Floquett y Rue Dupleix”.

Entre los que dedican sus vidas al telemarketing, es conocido el caso de un telemarketer autodidacta llamado Horacio Lunatto, el cual, a diario se dedicaba a importunar con sus llamados telefónicos a miles de personas ofreciendo diferentes servicios y promociones con insistencia y soberbia, ganándose el odio y el insulto de mucha gente. Esto lo preocupaba sobremanera ya que no deseaba ser odiado, sino más bien, amado. Descubrió entonces que a través del arte y los dibujos realizados durante sus charlas telefónicas de promoción -y molestia a los demás- lograba cautivar a muchas otras personas con la inobjetable profundidad artística y expresiva conseguida en sus temáticas y trazos. Fué recibido en el ambiente artístico con fervor, pero con algunos problemas. En su primera exposición, todos estaban maravillados con su obra, hasta que alguien deslizó el rumor que en realidad, Horacio era un telemarketer de los más despiadados e insistentes. Aunque pocos dieron crédito a esto, comenzaron a dudar, y la admiración de sus seguidores se transformó en ira. Un rechazo de lisa y llana decepción cundió entre el público asistente, por lo cual tuvo que ser custodiado hasta un lugar seguro luego de ser perseguido por la turba encolerizada de todos sus fans desilusionados ante la noticia tristemente reveladora, y alguno de ellos, reconociendo ser una víctima de sus insistentes ventas telefónicas. Para contrarrestar esto Lunatto anunció su retiro del negocio del telemarketing, pero grave fue su desgracia, ya que no conseguía inspirarse de otra manera que no fuese en relación a llamar insistentemente ofreciendo servicios de internet más barato, promociones de autos 0 km., o ambulancias a domicilio, recibiendo insultos, siendo odiado por todos. En notables declaraciones vía telefónica con el diario matutino "El Tipógrafo", dejó bien clara su posición: “Debido al prejuicio de algunas personas estoy en la ruina, pero si usted acepta comprarme un servicio de banda ancha no se arrepentirá, aunque ya tenga uno, le ofrecemos uno mejor, y si me dice que no, le ofrezco una línea de larga distancia con minutos libres, o bien un celular, aunque ya tenga uno, el que le ofrezco es superior”. El cronista contestó: “No gracias, ya tengo”, a lo que Horacio respondió: “¿Y qué celular tiene?, mire, el que le ofrezco es mejor aún que esa porquería”...la conversación se prolongó por un rato hasta que el cronista le cortó molesto, quedando inconclusa la nota. Pero sabemos que Horacio, en esos instantes, quizás realizó una de sus más grandes obras.

Más olvidado aún es el caso de Rupert Raport, quién se la pasaba hablando por teléfono en su recordada posición habitual del tubo entre hombro y oreja, dibujando en interminables jornadas sus grandes obras maestras. Atesoró así, una obra de magnificencia en la técnica de la birome, pluma fuente y lapicera, derivada claramente de sus charlas telefónicas. Sin conseguir demasiada notoriedad en su momento, cabe destacar que su obra fue reconocida muchos años después de su muerte, y esto pasó, ya que la dificultad para reconocer sus obras se basaba en el hecho que no las firmaba. Luego muchos se comenzaron a preguntar cómo hablaba tanto tiempo por teléfono, si la mayoría de sus amigos y familiares señalaban que conversaban pocas veces con él en un mes por esta vía. Mediante arduas investigaciones se descubrió al fin que no poseía línea telefónica alguna. Al parecer, Raport, simulaba extensas charlas telefónicas como parte de su técnica con un tubo desconectado. Si bien estas conversaciones eran ficticias, al menos para todos resultaban creíbles, incluso para él mismo, por lo cual, algunos cronistas llegaron a la conclusión que era un caso grave de demencia.

Muy bien, hemos de reconocer que entre llamadas de corta y larga distancia quizás asome entre nosotros la inspiración, junto a inolvidables garabatos que nos definan como artistas potenciales. El aporte del polémico Graham Bell, quién no descubrió el teléfono, pero lo patentó, ha sido entonces revolucionario en el arte, aunque odioso en las formas, y dió una herramienta de inspiración a grandes artistas, y sobre todo, grandes beneficios para las compañías telefónicas. Al menos, si no descubrimos en nosotros un gran artista tras largas conversaciones por teléfono con papel y birome en mano, trazando líneas y definiendo formas, entonces hagamos como Graham Bell, y busquemos a quién sacarle algún invento para patentarlo nosotros mismos.

Se corta la comunicación, hay interferencias, o está ligado. Este tratado llega a su final, y junto a la interrupción de la comunicación, se interrumpe la inspiración…habrá que llamar a reparaciones, o colgarse de otras líneas.

Muchas Gracias, hablamos más tarde. Saludos para todos.



jueves, 16 de diciembre de 2010




miércoles, 15 de diciembre de 2010


EL MONJE Y LA MOSCA


 


martes, 14 de diciembre de 2010

 

Comunicado de Papá Noel: Chicos, les informo que cambié de dirección. Debido al calentamiento global y el acelerado derretimiento del Polo Norte, temiendo un pronto naufragio, me mudé al Polo Sur. Pueden escribirme a “Base Marambio - Apartado Postal 25 - JO-JO-JO- Antártida. Espero que dure”.


martes, 26 de octubre de 2010


Tratado sobre “Conclusiones Reveladoras”, y cómo llegar a ellas, concluyendo.

De mi libro: “Tratados que tratan de tratar algo, pero sin dejar de tratarlo, sea bien o mal, de eso se trata, y eso trato.”

(Trataremos de llegar a las conclusiones mismas al final del tratado, tratando por todos los medios de evitarlas desde el principio, ya que si arribamos enseguida, ya será imposible desarrollar ninguna idea, lo cual no estaría del todo mal, aunque sea...para ahorrar tiempo.)

Incontadas veces hemos de llegar a conclusiones -o eso tratamos- y éstas suelen revelarse bajo nuevos conceptos que revolucionan anteriores conclusiones junto a los respectivos conceptos, ya en decadencia. Por lo tanto estas conclusiones no solamente puede ser reveladoras, sino que también pueden llegar a ser rebeldes. Pero ese es un tema sobre el cual intentaremos no concluír nada, aunque lo daremos por concluído. Si a usted le cuesta arribar a conclusiones, este tratado le brinda un breve método con algunos pasos a seguir, aunque pudiendo fracasar en el intento.

1) Si está por llegar a una conclusión reveladora, y ésta se resiste por todos los medios a salir del atolladero cerebral, intente revelarla en un laboratorio fotográfico, así queda expresada en imagen, y no la perderá de vista, pudiendo reconocerla cuando aparezca otra vez.

2) Con las nuevas tecnologías aplicadas a las imágenes fotográficas, es bueno tener en cuenta que quizás no haga falta acudir a un laboratorio de “Revelado en 24 hs.” . Si su computadora tiene puerto USB, las puede bajar directamente a la misma, y las conclusiones no podrán escapar, siendo éstas reveladas digitalmente.

3) Enchufe entonces su cabeza, a un terminal USB, y a su vez, esa terminal a un puerto del mismo signo para bajar las conclusiones a la PC. Tenga en cuenta que como en cualquier dispositivo de almacenamiento de datos, su cabeza pude ser infectada por algún virus informático. Para que esto no suceda, instálese un buen Antivirus totalmente actualizado.

4) Al estar su cabeza conectada al ordenador, siempre correrá el riesgo de colgarse junto a la máquina. En ese caso, si la máquina se reinicia sola, no se haga problema. De lo contrario resetee, y listo. Si usted se sigue colgando junto a la máquina, pude haber un problema de software en su cerebro, en la máquina, o bien, usted es un colgado. En ese caso acuda a un laboratorio fotográfico, y todo será mucho más sencillo.

5) Cuando usted termine de bajar las conclusiones de su cabeza conectada al puerto USB, asegúrese de retirar la conexión aplicando la opción “Quitar Hardware con seguridad”. De lo contrario, corre riesgo de quemar su cabeza con cerebro incluído.

6) Si ya se le quemó el cerebro producto de un descuido acerca del punto anterior, retírelo, raspe la superficie quemada como una tostada, y luego unte con queso y mermelada. Si le dan ganas de probar e inclusive, comer sus propios sesos, bueno, está en todo su derecho, pero si alguien lo compara con Hannibal Lecter, luego no se queje.

7) Ya usted se ha quedado sin sesos. Reemplaze la materia gris faltante por un moderno Motherboard de úlitma generación con una excelente plaqueta de video. La memoria de RAM, es algo más relativo, ya que si usted siempre tuvo buena memoria, y no le falló nunca, déjela como está.

8) Contraindicaciones del punto anterior: Una vez hecho el cambio, no hay vuelta atrás, piénselo bien, aunque sin cerebro le costará el doble, pero inténtelo. Los efectos adversos del cambio se dieron en personas que experimentaron como traumático, el hecho por el cual, mediante sistema de Motherboard, sólo lograban pensar en términos de cifras binarias (10101010101). Si bien no podrán entenderlo los humanos, usted podrá mantener conversaciones muy interesantes con computadoras. Si la placa de video es buena, no tendrá contraindicaciones, ya que tendrá muy buena definición, y hay gente que asegura haber visto moscas a 10.000 metros de distancia.

9) Si quiere acceder a internet para subir sus conclusiones a la Web, colóquese una antena WI-FI en el puerto USB del pabellón auditivo -que viene en el mismo Motherboard instalado en su cráneo- luego, intente interceptar una señal sin contraseña para colgarse de internet. Si no logra tal cosa, contrate un servicio de internet por cable, y si es con teléfono incluído se lo cuelga de la cabeza. Advertencia: ante tanto cuelgue, ya sea de señal de internet WI-FI, como el tubo del teléfono, trate de no colgarse usted para no tener que reiniciarse.

10) Para que el sistema sea totalemente operativo, injerte un Mouse en su mano. En esta instancia las conclusiones serán cada vez más fácilmente captadas por su propia estructura psico-cibernética. El Mouse seguramente ayudará a este proceso, hay testimonios de muchos usuarios que confesaron tener un cambio radical en sus conclusiones, incluso en sus existencias. Muchos lo expresaron como un “CLICK en sus vidas”.

11) Si luego de operados todos estos cambios llega a la única conclusión que no se siente bien, padeciendo mareos, vómitos y dolores en el cuerpo, asista a la guardia del hospital más cercano para que lo revise un Analista de Sistemas. Si ve que la gente comienza a correr despavorida, no se extrañe, quizás lo confundan con Terminator.

Hasta aquí los 11 pasos sencillos. Había dicho que llegaríamos a la conclusión hacia el final del tratado, pero realmente no llegué a ninguna. Lo que es seguro, y estamos en condiciones de revelar, es que llegamos al final del tratado. Generalmente se pueden decir cosas como: "FIN", o bien,  "Continuará"... por ahora "FIN"...aunque nunca se sabe.

sábado, 23 de octubre de 2010

Pedreguyos de arrabal

Tratado sobre Artistas inéditos, artesanos editados, e intentos de expresión fallidos, que quedaron en el olvido, por el simple hecho de habernos olvidado de ellos.


De mi libro: “Tratados que tratan de tratar algo, pero sin dejar de tratarlo, sea bien o mal, de eso se trata, y eso trato.”

(Ex Titulado: “Tratados”)

(Volví a cambiar el título del libro, ya que me fué imposible despegarme de su primer intento nominal. Si bien creo que el anterior era más sintético, dejaba cuestiones de lado que deben estar explícitas, pero siempre vuelvo al problema de su efectividad, ya que mucha gente sólo llega a leer dos o tres palabras de la tapa, y lo deja. A veces supongo que no es desechado por la cantidad de palabras, sino por el poco interés que suscita entre los lectores. Quizás deba dedicarlo a gente que no tenga el hábito de leer, a los no lectores, para finalmente, lograr tener éxito. Esta explicación se hizo un poco extensa, pero como verán, tengo problemas de síntesis.)

Si hay algo que debe reconocérsele al género humano, es la expresión de su cultura mediante las artes. Cuando somos cautivados por alguna de sus disciplinas y obras artísticas, ya sea la pintura, música, danza, cine, literatura, teatro, etc. Es allí, cuando nos da la sensación que el género humano vale la pena, y después de todo, en el fondo, es bueno.

La historia y los contextos socio-culturales, de alguna forma seleccionan, eligen, ponderan a ciertos artistas por sobre otros, muchas veces por su increíble talento, y muchas otras, por el mismo talento de los empresarios que manejan sus carreras y cuentas bancarias. De esta forma, muchos artistas quedan fuera de la memoria colectiva, y sólo acceden a los colectivos que los llevan de un punto de partida, a un punto de llegada, dentro de un recorrido urbano. Intentaremos rescatar en este tratado, algunos pasajeros de estos transportes públicos colectivos, que ensayando grandes obras maestras y concepciones expresivas inéditas, sólo logran ser olvidados, y la posteridad se ocupa de hacer justicia con ellos, sumiéndolos en la amnesia de los libros de arte.

Las vanguardias artísticas del siglo XX, los modernismos, buscaron nuevas formas de expresión, y nos dejaron como testimonio e influencia sus grandes reformas al arte clásico. Entre ellos, uno de los arquitectos más ignotos, ha sido Rossino Rossini, quién se incorporó a la vanguardia artística del “Futurismo Italiano” con ansias e ilusión. Gravemente desanimado se retiró de la primera reunión del grupo vanguardista, al decirle uno de sus integrantes: “¡Compagni Rossini! El Futurismo es una vanguardia artística, no un oráculo donde se adivina el porvenir”. Rossino, quedó en el ostracismo, y se dedicó a comer ostras, declarando: “Si bien soy arquitecto, siempre quise dedicarme a las premoniciones del futuro” y realizó crusos de Tarot para llegar a resolver sus dilemas artístico-existenciales, y de paso, proyectó varias construcciones arquitectónicas que siempre quedaron inconclusas por estar más preocupado por el futuro, que por el presente pragmático de la Obra en Construcción.

Otro arquitecto muy renombrado por el olvido, ha sido Garson Garsens, el cual, perdiendo totalmente el interés por la modernidad y sus vanguardias, buscó resignificaciones en los espacios y materiales de construcción, enfocándose en sociedades tribales de organización nómade especializada en repeler bajas temperaturas. Hoy en día, se dedica a diseñar y construir unos Iglúes que están bárbaros, inclusive en zonas de altas temperaturas, dónde aún, no consigue que duren más de unas pocas horas en pié.

En la escultura, hemos de seguir olvidando al gran Benito Rigganti, admirador de la belleza de la anatomía del los cuerpos femeninos, que reproducía en sus obras con gran exactitud y dominio de la técnica. Un dia anunció su retiro, dejando de ser un activo escultor que modificaba la materia con su expresión, para dedicarse a ser un pasivo observador de la belleza de la anatomía femenina, cosa que lo obsesionaba sobremanera. En conferencia de prensa, al preguntársele el porqué de este cambio, dijo: “Para mí, no hay nada mejor que sentarme a observar los esculturales cuerpos de las ragazzas que pasan todos los días por aquí, en Piazza Pazza.” La Piazza Pazza, sigue siendo lugar de culto para los pocos discípulos de sus enseñanzas, y se juntan asiduamente en este espacio para admirar mujeres, decirles piropos, alguna que otra guarangada, y claro, ensayar con audacia incontables chiflidos amorosos, dedicados al arte natural de las féminas.

En la Gran Música, la Música Clásica, recordamos con mucha dificultad, al maestro Bernhard Stranheindtrer. Nacido en Suiza, es notable en su obra, la continua referencia al silencio de las notas blancas y al gran valor de las negras. Al revisar su biografía, entendemos el porqué. Cansado de la frialdad de las mujeres alpinas, decidió trasladarse al Congo, dónde sus morochas y calurosas mujeres, lo recibieron con los brazos abiertos. Hoy en día su obra quedó perdida en la oscuridad de los tiempos, al igual que él, quedando perdido entre los bellos y oscuros cuerpos de aquellas fogosas mujeres.

Saliendo por la entrada, llegamos a la Música Popular, y es realmente olvidable el caso de Amarel Amarindo, cantante de boleros, quien comenzó su carrera con estrepitoso suceso en el Bar “Trópico de Capricornio”. Con su endulzada voz, llegó a enamorar a toda la platea femenina, cautivando febrilmente a cualquier mujer que escuchase sus románticas expresiones musicales. Así como comenzó, terminó su carrera, ya que la platea masculina, se encargó que no cantase más, también de una manera estrepitosa.

En la literatura, la poesía no es un género menor, y arrastrando de los pelos un recuerdo, llegamos a un accidentado poeta: Mandilo Méndez. Se sabe que sufrió graves accidentes en el transcurso de la realización de sus obras, y averiguando las implicancias de estos hechos, supimos que procurando nuevas formas expresivas en la palabra rimada, comenzó a ensayar versos demasiado arriesgados, peligrosos, accidentados, por lo cual, terminaba siempre en el hospital, con graves contusiones, fracturas expuestas, recurriendo muchas veces al uso de cuellos ortopédicos. Su aporte hoy, es igualmente bienvenido, y esas peligrosas incursiones en la literatura poética, han dado a la luz un nuevo género: La “Poesía Extrema” o “Rimas de Riesgo”. Hoy en día, algunos intrépidos siguen practicando este arte, pero con medidas de seguridad más ajustadas.

Otro escritor célebre, aunque menos recordado, es Pedro Omar Cifuentes. Literato de gran producción, se sabe que de un día para el otro dejó de escribir. Sin saberse los verdaderos motivos de la pérdida de su inspiración, hay una teoría basada en un testimonio anónimo de una persona, que por ser anónima desconocemos, así como también desconocemos de qué forma llegó a conocerse este testimonio anónimo de una persona anónima, cosa por la cual, desconfiamos totalmente de la veracidad del dato, pero a veces para reconstruír la historia, hemos de recurrir a falsedades como en este caso, pero que a la postre, pueden ser muy ciertas, o terminan siéndolo por ausencia de otros datos más veraces, tomando más la forma de chisme, que de testimonio. El chisme, o testimonio dice: “Una vez encontré a Pedro Omar Cifuentes, sentado en un banco. Al verlo apesadumbrado, mirando perdidamente el horizonte, le pregunté cómo estaba, qué hacía allí, y contestó: “He perdido la inspiración amigo, y traté de volver a las fuentes, pero he descubierto que ya no funcionan.” Este encuentro se dió frente a las fuentes de agua del Parque Municipal del pueblo, que habían dejado de funcionar casi al mismo tiempo que la inspiración de Pedro. Esto es lo último que se sabe acerca de Cifuentes, quizás una conclusión no demasiado acertada, pero al igual que las fuentes de inspiración, y las fuentes de un parque, las fuentes de información pueden fallar gravemente.

En el áera del dibujo, pintura e ilustración, trataremos justamente de ilustrarnos, en el recuerdo de algunos referentes, que finalmente, no referenciaron nada. Esta vez, con testimonios concretos y declarados ante sede judicial, más que para darles validez, se realizaron por causas legales de los autores que no viene al caso recordar. Jean Jours, un gran artista plástico, es hoy desdeñado por la historia, pero debemos reconocer su tremendo valor. Este testimonio, no nos deja mentir, aunque nos reclama más seriedad. Un testigo de su trabajo declaró: “Ayer me encontré con Jean Jours, pintor de gran maestría. En ese momento, estaba realizando una de sus más grandes obras. Al saludarme emocionado, dijo: “¡Compañero! ¡Qué gran obra estoy pintando! Aunque debo confesar que las alturas me dan un poco de impresión.” Jean Jours, estaba pintando un edificio de cincuenta pisos, y sin dudas, podemos llegar a la conclusión que su estilo…era el impresionista.
Otro caso fue el del dibujante Berthold Barthold, quién era muy diestro en el arte de los retratos, paisajismo e ilustración. Lamentablemente nunca fue reconocido, y al darse cuenta de su nula notoriedad, dijo desanimado: “Hoy me doy cuenta que realmente, estoy dibujado”. Lo único que quedó de él, son algunos dibujos de él mismo, pero realizados por algunos amigos, que lo caricaturizaron, quedando así en la historia, más dibujado que nunca.

Hasta aquí, llegamos con esta presentación de artistas en el olvido. Intentaremos más adelante hacer memoria de otros casos, basados en investigaciones tan arduas como inexactas, pero que de alguna manera, nos acercan a la Vida y Obra de estos grandes personajes que insistieron, sin repercusión, en hacer lo mejor que estuvo en sus expresivas manos. Cómo última relfexión, podemos decir que no sabemos del todo, si estos artistas fueron poco insistentes para que sus obras no fueran olvidadas, o bien, el tiempo y el olvido, fueron mucho más insistentes para que sí lo sean. Este es un dilema que por el momento, no intentaré resolver, más que nada, porque ya me olvidé de lo que estaba hablando.

Honor y loas a los artistas, y que el recuerdo reviva a través suyo, las expresiones de la humanidad toda, que en el fondo, parece ser buena.

jueves, 21 de octubre de 2010



Si la viola suena fiera, y se queja el bandoneón,
será cosa del dolor, de algún tango arrabalero.
Si se quejan demasiado, ¡No le esquive al entrevero!.
No se quejan de amargura, es que usté toca fulero...



domingo, 17 de octubre de 2010


“…Volver, con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien.
Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada…”

Citando este pequeño fragmento del tango “Volver”, de Gardel y Le Pera, dejamos en evidencia uno de los ingredientes más interesantes de la filosofía tanguera: La conciencia sobre el paso del tiempo, la finitud de la existencia, y la cercanía de la muerte junto al soplo de la vida.

Como contraparte de esta filosofía agudamente descripta en muchos tangos, los cultores y admiradores de esta música, por alguna razón -como cualquier ser humano- intentan esquivarle el bulto al reloj, o más bien esquivarle las agujas, recurriendo a varias técnicas conocidas para que su estampa de purretes, no se vea afectada por estas cuestiones de relojes molestos.

Qué le vachaché!

“Si el tiempo no perdona, con su aguja, que es cruel,
Recomiendo en este verso…recurrir a un bisoñé.”