Así como lo recordamos, según el libro “Frankenstein”, el Dr. Victor von Frankenstein, -valga la redundancia- era un científico adelantado a su tiempo, desafiando las leyes de vida y muerte, naturaleza y religión, inclusive a Dios mismo, el único capacitado para dar y quitar vidas...aunque hay muchos humanos que se las arreglan muy bien para esto, sobre todo para lo último.
Hoy en día con los adelantos en materia genética, es muy parecido, pero por suerte no hay linchamientos públicos a los brillantes cientistas que trabajan en estas áreas, quizás por clonar solamente ovejas y otros animales sin importancia, o quizás porque está penado por la ley.
Pero muy pocos saben de la afición de Victor a la ecología, ya que la manera de darle un soplo de vida a su menjunje de partes humanas, era mediante los fuertes rayos de tormenta que daban en la torre de su castillo, y hacía esto para no consumir excesivamente la energía eléctrica de su domicilio. Si bien no descubrió los beneficios de la energía solar, encontró soluciones que no demandasen un gasto eléctrico masivo, por si estos rayos fallaban en el objetivo de su torre.
¡OH, VICTOR! JUGASTE CON LA VIDA, JUGASTE A SER DIOS…¡HABÉIS CREADO UN JUGUETE!
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