jueves, 9 de septiembre de 2010
“¡Tomo y obligo! ¡Mándese un trago!...Que hoy necesito el recuerdo matar.”
Los recuerdos, los espectros de la desolación, el desengaño, amargura, la vida fulera misma nos cachetea a cada instante, haciéndonos bajar hacia el hondo bajofondo donde el barro se subleva, y es allí dónde recurrimos a estar de olvido y siempre gris, tras el alcohol.
Pero hay ciertas realidades que se deben aceptar, de otra manera, no sólo la vida se encargará de darnos cachetazos, sinó también, aquellos a los que se les debe un mango, y de tanto olvido y matar el recuerdo, por una simple y pura casualidad, nos olvidamos de pagarle la tacuén al almacenero de la esquina.
¡Pucha, con la vida de fulerías...y con el almacenero!
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