En la música ciudadana de Buenos Aires, el Tango, siempre habrá quienes miren con cierto recelo y sorpresa, cualquier signo de cambio e innovación, ya sea en la música o en la danza.
Estos seres, acodados en los estaños de bares y milongas, salen a murmurar por lo bajo, “la desfachatez de la juventú que baila el tango en zapatillas”, el atrevimiento imperdonable de remixar “La Cumparsita”, con el total desconocimiento de la palabra DJ (Dishéi), y frases como “Pibe, tangueros eran los de antes”.
Son nostálgicos, doblemente nostálgicos, ya que de por sí, son nostálgicos al escuchar un tango, y luego son nostálgicos de la nostalgia del tango de antaño, pero son muy queribles, y de alguna manera nos recuerdan nuestras raíces e historia, que no debemos olvidar, pero que a veces es un poquito conservadora y arisca ante los cambios, aunque otras veces también, con razón suficiente.
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