lunes, 16 de agosto de 2010


“Sobre tus mesas que nunca preguntan, lloré una tarde el primer desengaño”.

Citando este fragmento del tango “Cafetín de Benos Aires”, vamos al centro neurálgico del sentir y pensar porteño: los bares. Con sus mesas que tantas veces nos han escuchado, siendo testigos fieles de nuestra filosofía, confesiones de amor, proposiciones indecentes con el consiguiente cachetazo, silenciando penas, bebiendo alegrías…y mucho vino. Dicen que niños y borrachos, siempre dicen la verdad, en este caso, la pena del hombre, no puede ser más sincera y dolorosa.

No hay comentarios: